jueves, 7 de mayo de 2009

Padecimientos de enfermos diabéticos en una clínica de IPS



La situación en IPS empeoró con el gobierno de Fernando Lugo, según puede notarse en esta crónica.

Una asegurada insulinodependiente esperó 4 horas en la Clínica Boquerón para realizar unos análisis de sangre. La previsional no cuenta con insulina desde hace 15 días. 2.500 diabéticos consultan a diario.

Por Roberto Gomez

rgomez@uhora.com.py

Apurada, doña Isidora (69) se prepara para llegar a la Clínica Boquerón del Instituto de Previsión Social (IPS), uno de los centros periféricos del Hospital Central de Asunción.

Los servicios de Endocrinología y Nutrición le solicitaron unos estudios sanguíneos para determinar su estado diabético, enfermedad que padece hace 15 años.

Lo que más le preocupa a Isidora es conseguir un número, pero al llegar a la clínica una inmensa fila de espera la sorprende.

El sol está a punto de alumbrar la ciudad; son las 5.30 del 30 de abril y ya no hay cupos para el día. "Por eso no quiero consultar. Siempre te piden análisis y esperar me hace temblar", dice Isidora en voz baja.

La mirada de doña Isidora se torna confusa, pues para un diabético estar en ayunas por tres horas puede acarrear consecuencias como el temblor corporal y la vista nublada. Lo peor sería entrar en un coma diabético por falta de glucosa.

Un disturbio entre algunos asegurados impacientes y el secretario que llama los números aparece frente a la ventanilla, ante esa fila que el presidente Fernando Lugo había pedido al director Amado Gill que desapareciera. Pero en las clínicas periféricas todo sigue igual.

Una doctora del laboratorio sale para apaciguar los ánimos, pero se ve impotente ante tanta gente y solo recomienda esperar. "Esta es una clínica con poca capacidad, si esperan todos van a ser atendidos", dice, sin revelar su identidad. "Voy a hablar con el encargado de este centro para ver qué hacer", agrega.

El sol ya se refleja en la ventana. Hay gente sentada, en ayunas ya lgunos niños. No hay muchas sillas en el pasillo, la paciencia se acaba. El reloj parece correr lento, aunque en realidad sigue su curso como si tuviera más pila que nunca. Doña Isidora comienza a palidecer, pero confía en que pronto será atendida.

POCO PERSONAL. Todos por igual, sin excepciones. Es lo correcto, pero en el hospital faltan organización y más profesionales para la atención.

En la sala previa al laboratorio las enfermeras y técnicas que recogen sangre, orina y otras sustancias se ven en figurillas. Tres, a veces cuatro de ellas deben atender a más de 200 personas.

Entre los pacientes hay confusión respecto al verdadero significado de pagar un seguro médico. Muchos se sienten plenos porque, aparentemente, el servicio es gratuito. Sin embargo, el 9% pagado por los empleados y el 14% que rinde la empresa empleadora por esa persona significa una elevada suma mensual.

IPS no es un hospital público, es un ente privado manejado por el Gobierno, por lo que sus servicios deberían ser, ante todo, humanos.

Doña Isidora, al igual que otros diabéticos, recibió un número de espera. Mucha gente ya se marchó sin éxito, pues el horario laboral apura, y no pueden esperar

A las 9 de la mañana la señora de 69 años es llamada para la toma de sangre. Al salir con el brazo pinchado y un poco temblorosa por las 5 horas de ayuno revisa su "papelito" y descubre que dos ítems no fueron anotados para el análisis. Vuelve y habla con una doctora, ella busca el pedido original emitido por los médicos y descubre que el secretario se olvidó de anotarlos, siendo uno de ellos el más importante para diabético, pues descubre el estado del riñón y a cuánto se elevó la glucosa en los tres últimos meses."Doña, vas a tener que esperar un rato porque te van a volver a sacar la sangre", le asegura la profesional. El rostro de la paciente parece hundirse. "Ya tengo hambre y me van a desangrar más", confiesa, y se sienta a esperar.

Media hora después el segundo brazo recibe la aguja. Sale más temblorosa que nunca. Son las 9.45 y apenas tiene ánimo de descargar un yogur calentado a su boca, guardado en su bolsa de hule desde las 5 de la mañana.

AUMENTO DEL 20%

Entre el 2004 y el 2007, la demanda ambulatoria de toda la red asistencial del Instituto de Previsión Social (IPS) sufrió un 20% de aumento, pasando de las 2.886.870 consultas anuales a las 3.554.767.

Esto responde al importante aumento de asegurados de la previsional. Entre el 2003 y el 2008 ese número aumentó en unos 105.917 cotizantes, número que, teniendo en cuenta a los familiares beneficiarios de cada asegurado, aumenta hasta llegar a 350.000.

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