No en balde advertía Jean Paul Sartre que más debe temerse y temblar ante un esclavo, que ante un hombre libre.
Agregaba Machado que el imperio es una satisfacción debida a que existen esclavos, y el gobierno del cura Fernando Lugo, gerente de los empresarios mediáticos a quienes debe el cargo, lo confirma sin atenuantes.
El cura dio una nueva muestra de abyección ante tales poderes, y designó hoy a Jorge Lara Castro, hombre de vinculaciones de vieja data con la embajada norteamericana de Asunción, como nuevo canciller en reemplazo de Héctor Lacognata.
Con el cambio, el empresario de medios Aldo Zucolillo vuelve a imponer su voluntad al presionable y claudicante gobierno del cura.
La salida de Lacognata era inminente después de que el diario ABC color iniciara presiones en ese sentido.
"En cualquier país del mundo, cuando hay una fuerte crítica generalizada hacia el canciller, la opción es dar un paso al costado", refirió el ahora relevado ministro aunque no mencionó a la principal fuente de tales cuestionamientos, la prensa dirigida por Aldo Zucolillo y secundada por algunos segundones como Vierci y Humberto Rubin.
Lacognata señaló que a finales de febrero pasado había puesto el cargo "a disposición" de Lugo, que le mantuvo ante una gira asiática por Vietnam y Taiwán, y reafirmó que no hay ninguna irregularidad en el dinero que percibe como canciller y consejero de la hidroeléctrica paraguayo-brasileña de Itaipú.
El pretexto para virulentos ataques al ex canciller fueron un sueldo de 59 millones de guaraníes (unos 12.800 dólares) que percibía desde hacía un año, en medio de una denuncia mediática sobre si debía percibir o no doble salario.
Además de ese monto, recibía 11,3 millones de guaraníes (unos 2.500 dólares) por gastos de representación y bonificaciones como jefe de la diplomacia de Paraguay, pero no el salario que corresponde al cargo.
El caso motivó el rechazo de la oposición e incluso de algunas formaciones oficialistas exigieron la devolución del dinero además de la renuncia de Lacognata, que antes de su relevo desmintió hoy unas presuntas expresiones peyorativas suyas sobre el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, filtradas por WikiLeaks.
La embajadora de Estados Unidos en Paraguay, Liliana Ayalde, comunicó en un cable que Lacognata le había dicho que, aunque Brasil apruebe el ingreso de Venezuela al Mercosur, eso no ocurrirá en su país "ni si Chávez se viste como Santa Claus"
UN MODELO A LA MEDIDA DE ZUCOLILLO
Mientras el modelo maccartista se consolida así en el Paraguay, se desmienten expresiones del cura Fernando Lugo, quien tiempo atrás afirmó a través del medio oficioso de su gobierno ABC color, que nadie puede imponer un modelo. Debería aclarar que nadie, excepto Aldo Zucolillo.
Desde que llegó al gobierno, Lugo no ha hecho otra cosa que obedecer los dictados de su amo, a través de la línea editorial de ABC color.
Ha congelado la reforma agraria, reflotado la democracia sin comunismo al estilo del dictador Stroessner, y se apresta a rematar empresas públicas que producen grandes ganancias para complacer a sus patrocinadores.
Fernando Lugo debería haber dicho: El único que puede imponer el modelo que quiere en el Paraguay es Aldo Zucolillo.
La prensa, cuarto poder en otros países, con la dupla Fernando Lugo-Aldo Zucolillo se ha consolidado como primer poder en Paraguay.
EL AMO SE CONSOLIDA
El poderoso propietario de medios Aldo Zucolillo, se consolida pues como el verdadero poder detrás del trono en el gobierno del cura Fernando Lugo, con el cambio de canciller concretado hoy. Previamente había logrado la renuncia del vice-ministro Camilo Soares, uno de los favoritos de la corte arzobispal.
Anteriormente, una compra de tierras fue frustrada por Zucolillo con unas pocas tapas de su diario ABC color, ridiculizando al "hombre fuerte" del luguismo y principal interesado en el negocio, Miguel López Perito.
Ahora el amo del cura se cobra una nueva víctima, en este caso el canciller Héctor Lacognata. La pregunta que se impone es: ¿Cuál será la próxima cabeza de ministro que hará rodar Aldo Zucolillo, el sodomizador del luguismo?
Ya lo advertía Goethe: Nadie es más esclavo que quien se siente libre sin serlo.
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