Si algo brilló por su ausencia en el conflicto libio, fue la solidaridad del “compañero” Fernando Lugo
Apenas se iniciaba la batalla por los pozos petrolíferos de Libia, en un ambiguo mensaje desde Asunción, el cura Fernando Lugo condenó la utilización de la violencia sin especificar de cuál bando. La prensa que promocionó a este engendro clerofascista, sin un ápice de “progresismo”, hizo su propia interpretación y publicó que Lugo se “adhería” a la causa de Gadafi.
Como es una costumbre en su claudicante y presionable gobierno, los desmentidos llorosos no tardaron en circular, abandonando ante las primeras escaramuzas a su aliado libio.
A propósito de este conflicto sobre el cual nadie habla en el gobierno de Paraguay, desde la clandestinidad, el líder libio Moamar Gadafi negó los rumores de que huyó de Libia y prometió "nunca dejar la tierra de sus ancestros", mientras convocó a sus seguidores a pelear, en un nuevo mensaje de audio transmitido el jueves en un canal de televisión aliado.
También calificó a los ex rebeldes que lo sacaron del poder como "un puñado de mercenarios, matones y traidores" y pidió a sus seguidores seguir resistiendo, “en Trípoli y donde sea”.
"Todos estos gérmenes, ratas y cerdos, no son libios, pregunten a cualquiera” acusó.
A pesar de esta muestra de obstinación, si con alguien no cuenta el líder libio para emprender sus batallas por la resistencia, puede darlo por seguro, es con su “aliado” paraguayo el cura Fernando Lugo. Ya advertía un proverbio árabe que si ríes, el mundo ríe contigo, pero cuando lloras, lloras solo.
La constante de traicionar aliados
Si algo ha sido una constante en la trayectoria política del cura Fernando Lugo, es el abandono de sus supuestos aliados. Luego de participar de festejos sandinistas en Managua, miembros de su propio gabinete organizaron un escándalo que impidió a Daniel Ortega pisar suelo paraguayo.
Luego de declararse partidario del chavismo y del socialismo del siglo XXI, Wikileaks sorprendió a nuestro héroe el cura con hijos llorando por apoyo para reprimir en la embajada norteamericana. Luego de declararse amigo de Evo Morales, acogió con honores a su archienemigo, el ex gobernador de Tarija Mario Cossio.
Luego de proclamarse una y mil veces partidario de la integración latinoamericana, su gobierno y sus agentes no han dejado de crear disturbios en el Mercosur, de tirotear contra el gobierno de Cristina Fernández y de postergar el ingreso de Venezuela al Mercosur. Luego de predicar entre sus discípulos la teología de la liberación, corrió al a embajada nortemaericana y a Colombia para solicitar ayuda para reprimir su propia creación.
Luego de llenarse la boca hablando de reforma agraria, su gobierno sólo ofreció sangrienta represión a los movimientos campesinos.Luego de participar de payasescas ceremonias con los indígenas, en las que lo ungían como a un supuesto elegido, terminó abandonando a los pueblos originarios a una suerte aún peor a la que los condenaban los gobiernos anteriores.
En ese mismo contexto, luego de una supuesta condena al ataque de la OTAN a Libia, Lugo mantuvo un absoluto silencio cómplice respecto al conflicto que hoy se encuentra en su fase final.
Compañeros de causa
Durante su aventura africana en el Congo, el Che Guevara observó que la mayoría de los combatientes de la guerrilla negra lo acosaban con sus deseos de viajar a Cuba, pretensión que denominaba de manera despectiva como “deseos de realizar turismo revolucionario”.
La afición turística congoleña no era una excepción en este pañuelo de mundo, si conocemos el caso de varios exponentes cercanos al gobierno del cura Fernando Lugo, y del mismo obispo, todos ellos grandes revolucionarios en Caracas, Trípoli o La Habana, pero rastreros y abyectos lacayos del imperio y mulas de la oligarquía en Paraguay.
Muchos compañeros de causa del autor del “Libro Verde” de Trípoli, como el obispo y zar de Yacyreta Mario Melanio Medina, o el embajador paraguayo en Egipto Ausberto Rodríguez, gozaron durante muchos años de la hospitalidad libia y degustaron del turismo revolucionario por la tierras de Gadafi. Tampoco faltó en las alegres excursiones por el desierto de Libia el hoy refugiado político Juan Arrom, el yerno de Fernando Lugo , a quien el cura ayudó a huir hacia las playas brasileñas.
Hoy no es de extrañar, en el mismo contexto, que todos estos personajes guarden un sepulcral silencio cómplice ante el anunciado desenlace de la intervención imperialista en los dominios de su ex anfitrión. Casi tan sepulcral como el silencio oficial sobre la contratación de la amante del libidinoso cura, Valeria Guadalupe Pedrozo, con un salario superior a los G. 20 millones en Yacyretá, en el departamento de Compras, bajo la dirección de Pedro Medina, hermano del obispo gadafista de Misiones, Mario Melanio Medina.
Evidentemente, estos oportunistas son impermeables a cosas como el heroísmo, tanto como ajenos a la coherencia.
Lo sentenció Thomas Carlyle, puede ser un héroe lo mismo el que triunfa que el que sucumbe, pero jamás el que abandona un combate. LAW
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