Si el cura Fernando Lugo no es un agente de la CIA, es un pusilánime puesto de rodillas por el imperio y la oligarquía
Escribió Walter Scott que para el tímido y el pusilánime todo es imposible, frase que se cumplió con la actual cabeza del poder ejecutivo del Paraguay.
En una reciente entrevista, curiosa para el tipo de periodismo lacayuno que es la norma en Paraguay, el diario La Nación publicó las declaraciones de Alcides Oviedo, ideólogo del EPP, realizadas desde su reclusión bajo medidas de máxima seguridad.
Entre sus observaciones, Oviedo desmentía a quienes pretenden presentar como cómplice de su grupo al cura Fernando Lugo, afirmando categóricamente que “Lugo hace todo lo posible por complacer a la oligarquía, y entregar en bandeja las cabezas de los guerrilleros del EPP”.
La observación sugiere que los mismos organismos de seguridad del gobierno no responden a cabalidad, si es así, con las órdenes emanadas del poder político, algo que se hizo patente con el reciente abandono de sub-comisarías en las áreas comprometidas por las incursiones guerrilleras.
Sin embargo, no siempre la verdad acompaña a las declaraciones del líder guerrillero.
Alcides Oviedo miente cuando dice que no conocían a Lugo, lo conocían, y se prestaron a la farsa durante las elecciones del 2008 engañando a sus contactos en Venezuela, como Joel Cazal, el mismo Lugo se fotografió en Caracas con miembros de la Organización campesina del Norte, está registrada la visita de Lugo a Carmen VIllalba en el Buen Pastor. Sólo deben preguntar los periodistas quién fue su maestro de seminario.
Escenario propicio al imperio
Según organismos por los Derechos Humanos, “En Paraguay, los agronegociantes, los latifundistas, los tres poderes del estado y los agentes locales del imperialismo yankee intentan frenar “la historia de la lucha de clases” proponiendo un escenario de terrorismo de estado y persecución política. Al igual que en 2010, se debate el “estado de excepción,” con el cual dar marco “constitucional y legal” a las acciones del aparato fiscal – policial - militar contra los elementos más avanzados del pueblo, que en lo específico paraguayo, es la lucha por la reforma agraria”.
Aseguran que “el punto fundamental de este escenario sigue siendo, sin lugar a dudas, la operación represiva en función de la Doctrina de Seguridad Nacional” aplicada en Paraguay ahora bajo el mando del cura Fernando Lugo.
Siguiendo la tesis del Lugo pusilánime, las mismas fuentes aseguran que “las “promesas” dadas a 600.000 sin tierra y el millón de paraguayos desplazados en el exterior en materia de reforma agraria llevaron al jerarca católico Fernando Lugo a la presidencia de un país de sólo 6 millones de habitantes, el “incumplimiento” de las mismas promesas, permitió a este presidente conservar el cargo frente a las conspiraciones nacidas en la embajada de EE.UU”.
En consecuencia, se ha disparado un proceso político, que en sus detalles más finos, no deja lugar a dudas en cuanto a las responsabilidades ( como en la historia de la segunda mitad del s. XX ) de la embajada de EEUU en la reedición del terrorismo de estado.
En la represión paraguaya también se menciona a la colaboración de represores argentinos: “Complementariamente Lugo adhirió abiertamente a la preparación de los militares paraguayos para reprimir en el discurso de apertura del curso 2011 de Inteligencia Estratégica en el Instituto de Altos Estudios Estratégicos (IAEE), contra lo que llama amenazas a “la seguridad de los estados.” "Deseo a los profesores, orientadores, integrantes de la hermana República Argentina, a los cursantes, el mejor de los éxitos," refiriéndose a los instructores de la Dirección General de Inteligencia del Estado Mayor del Ejército de la República Argentina. ( http://www.presidencia.gov.py/v1/?p=56865 ) O los cursos en contrainsurgencia en Colombia, o la presencia de los peruanos de SWAT, tal como han venido denunciando numerosas organizaciones del campo popular nacionales e internacionales”.
Según esta misma òptica en Paraguay “se agudizan las contradicciones sociales implicadas por el retroceso político que supone la injerencia yankee en los asuntos internos.” Dado la masiva toma del estado por parte del imperialismo mediante el programa Umbral ( oficina de la USAID ), “el proceso de militarización no se circunscribe solo a la zona en que las organizaciones campesinas más combativas ponen contra las cuerdas el régimen de la agricultura sin agricultores y la propiedad latifundiaria. ”
La ingerencia de Estados Unidos y Colombia en la represión paraguaya se hizo cadas vez más grotesca y desvergonzada, al punto que el comisario Tolentino Espinoza comunicó recientemente que el gobierno de los Estados Unidos “donó” 2 millones de dólares para infraestructura en Jhugua Ñandu y la incorporación de la tecnología digital.
Lla línea recientemente traída por James Thessin ( nuevo embajador de EEUU ) desde el Departamento de Estado, señalan, es la línea de la utilización de las áreas de DDHH para encubrir las violaciones a los DDHH en las operaciones de represión estatal.
Para el efecto, han sido cooptados varios grupos de activistas por los Derechos Humanos que aparecen ocultando, censurando y distorsionando la realidad de lo que sucede en Paraguay ante los gobiernos de la región y el mundo.
La mayoría de estos activistas han sacrificado toda una vida de lucha y su reputación ganada en el combate contra la dictadura por un plato de lentejas, y en otros casos, un cheque bien abultado de USAID. De una u otra manera, el pusilánime ha sido puesto de rodillas ante el imperio y la oligaquía.
Es que como lo advirtió Dumas, el dinero no es nada, pero mucho dinero, eso es otra cosa. LAW
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