jueves, 3 de noviembre de 2011

Fernando Lugo consolida al zoquete como eje político

El hábito de confundir a la política con la repartija de cargos y zoquetes se agudizó durante el gobierno del cura Fernando Lugo


Que en el Paraguay hablar de política es sinónimo a hablar de zoquete, es fácil de comprobar. Si uno hojea la sección política de los periódicos, podrá constatar que todo gira en torno a los nombres en danza para tal o cual cargo prebendario, sobre sus connotaciones clientelares y sobre los montos y posibilidades de negocios que implican los jugosos salarios y puestos.
No hay debate ideológico que no sea un etiquetado superficial, dado que las prácticas se repiten en todo el espectro político.
Precisamente Lugo, quien llegó al poder cambiando la forma de hacer política en este país, es quien más ha agudizado tales taras y se ha dedicado a repartir cuotas, retribuir favores de campaña, favores sexuales, premiar parentescos y amiguismos de manera indiscriminada.
En ese contexto se dio un reciente cambio en la dirección de Itaipú, donde fue ubicado un personaje a quien el vicepresidente Federico Franco tildó de “hombre-escombro”, y una fotografía de varias meretrices con el presidente apareció en los diarios sensacionalistas para escándalo de la sociedad. “Haciendo negocios con el number one” decía el epígrafe que una de ellas deslizó bajo el retrato de la alegre reunión, jactándose de haber escalado a las doradas cumbres, donde brillan las fastuosidades a las que acceden muy pocos privilegiados.
De hecho, la llegada al poder del cura ha sido notoriamente costosa, dado que para eludir sus responsabilidades de padre de familia y satisfacer amantes, debió apelar al expediente de distribuir cargos en binacionales y otros entes del estado. Así el pueblo terminó pagando los gastos de tener a un “soltero codiciado” en la presidencia, que por respeto a la sotana regó de hijos todo el Paraguay. Eso además de gastar enormes sumas de dinero público en asesores de imagen extranjeros, para hacer frente el escándalo que significó la aparición en los medios de Viviana Carrillo, Benigna Leguizamón y Hortensia Morán.

Paraguayología aplicada

El diccionario de paraguayología del escritor Helio Vera define al zoquete como "cargo en la administración pública que se concede en recompensa de adhesiones políticas, conversiones repentinas, alianzas inexplicables del agua con el aceite, o como lenitivo para calmar impaciencias, apaciguar crisis de almorranas, eliminar insomnios, disipar dispepsias y apagar el stress. Todo bajo el principio siguiente: el zoquete nos une, nada nos separe". Esta definición puede resultar valiosa para comprender la catadura de quienes acceden a puestos en la administración pública merced a sus lazos “familiares” y méritos de alcoba, desde el advenimiento al poder de Fernando Lugo.
También para comprender la abyección y servilismo de quienes reciben la graciosa concesión desde el actual poder arzobispal del Paraguay.
El servilismo y la abyección al mandón de turno, herencia de las dictaduras, ha demostrado su plena vigencia bajo el gobierno del cura Fernando Lugo, sobre todo entre los liberales cortesanos que ostentan cargos, y que compiten con zalamerías e inclinaciones de cerviz a las humillaciones que les infligen los íntimos del cura. Una muestra de ello es que a pesar de las destituciones y desaires de Lugo, muchos de ellos siguen frecuentando el círculo de cortesanos del cura, y extendiendo las manos suplicantes en búsqueda de algún anhelado zoquete.

Chonguismo

Otro vicio profundamente arraigado en la cultura política paraguaya, y agudizado durante el actual gobierno arzobispal, es del chonguismo.
De acuerdo al diccionario Latinoamericano, Chongo en Argentina es una palabra empleada exclusivamente en el mundillo homosexual. “Se emplea para designar a cualquier otro varón atractivo. Emplease también para indicar al joven que mantiene un alto porcentaje de relaciones heterosexuales, muy apreciado por conservar sus dotes masculinas y ejercer el rol de activo durante un contacto sexual”. Otras definiciones también lo identifican como un vocablo que define a un amante furtivo. En Paraguay, sin embargo, según el diccionario paraguayologico del escritor Helio Vera, chongo es el protegido y hombre de confianza de alguien, sea cual fuere la razón. También se esclarece que el chonguismo es una palabra que designa a una institución de uso muy generalizado, de envergadura parangonable con el fútbol y el tereré. “La norma para este caso –afirma Vera- es el siguiente: cada capo tiene el chongo que se merece”.
El principal chongo a quien Fernando Lugo delega la tarea de crispar los ánimos sigue siendo su secretario privado Miguel López Perito, quien no pudo asimilar con facilidad el giro que tomó su vida, y como extensión de su poder decidió rodearse a su vez de sus chongos favoritos y mujeres de pésima reputación.
Cada amante que engrosa la lista de López Perito cuesta una enorme erogación al estado, dado que acostumbra a ubicar a toda su familia política de turno en altos cargos muy bien remunerados. Entre los personajes que compiten con López Perito en tal distinción sobresalen Camilo Soares, Emilio Camacho, Paková Ledesma, Marcial Congo y otros héroes.
Los principales negocios del estado fueron conservados por los mismos personajes que por décadas se enriquecieron con las dictaduras anticomunistas, por supuesto, de la misma manera que la publicidad oficial recayó en las manos siempre extendidas de los publicistas de Stroessner.
Detrás de todos ellos, obviamente, se agazapa otro ejército de amantes, cortesanos y hurreros dispuestos a acceder al palco a la primera defección. Esta lista de quienes buscan arrimarse al Olimpo se antoja interminable, y a cada deserción le suceden una larga nómina de candidatos a reemplazantes.
Ello seguirá, obviamente, mientras aún tenga un resto de tiempo el gobierno arzobispal para comprar lealtades y repartir prebendas y negociados. En unos meses, el entusiasmo decrecerá y los giros de la veleta señalarán cambios de viento que serán percibidos con sorprendente anticipación por los virtuosos del oportunismo.
Es que la codicia, como lo expresó Warren Buffet, no respeta ni siquiera lo sagrado como la dignidad. Si el ave Fénix cayera en sus manos, sería capaz de venderla o comerla. LAW

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