Mientras en Argentina e incluso Inglaterra la TV transmite fútbol por canales de aire, en el Paraguay de Fernando Lugo la controla un monopolio de cable para colmo extranjero.
Quienes seguimos al programa argentino 6, 7,8 por la TV pública de ese país, conocemos el enconado enfrentamiento entre el oficialismo y el monopólico grupo Clarín, por mucho tiempo el conglomerado de medios que marcó la agenda política y económica de Argentina. También estamos al tanto de los esfuerzos de la presidenta Cristina Fernández por desmonopolizar las fuentes de diversión popular como el fútbol, que en Argentina se transmite por canales de aire para todo público a iniciativa de su actual gobierno.
Como lo expresara la misma presidenta en una entrevista realizada por su biógrafa Sandra Russo, de antaño se conocía que los gobernantes tenían la obligación de velar porque al pueblo no le falten ni pan ni circo, aunque en muchos países como los nuestros falte el pan, y la mayoría de las veces ni siquiera se tenga a mano el circo.
Es exactamente lo que sucede en Paraguay, donde el Grupo Clarín (de Argentina) controla las transmisiones por TV de los partidos del mismísimo campeonato paraguayo de fútbol. De acuerdo con el periodista Alejandro Wall, varias voces hoy reclaman medidas como las adoptadas por el gobierno argentino, para que la justa deportiva se emita sin restricciones, y sin pagos por parte de los televidentes.
En garras de un monopolio extranjero
El Grupo Clarín, como hasta hace pocos años en la Argentina, es el dueño de la pelota en Paraguay: posee los derechos de transmisión, de la operadora de cable (Cablevisión), y del canal (Unicanal), desde el cual emite tres partidos en directo de los seis que se juegan por fecha. De los otros, se ven resúmenes en Fútbol de Primera –un clon paraguayo del programa que se emitía en la Argentina–, que sale por Telefuturo (Canal 4 de aire). Clarín produce el contenido, lo distribuye, y lo emite.
De esta manera, Clarín deja a la enorme mayoría de la población sin poder mirar fútbol por televisión y birla el derecho a competir a los medios paraguayos.
En una muestra de indiferencia hacia los afectos populares, la Asociación Paraguaya de Fútbol (APC) con la firma del secretario general adjunto, Wigberto Duarte, y el director jurídico, José Ismael Candia, extendió su acuerdo con Clarín hasta 2020, y advirtió que “los pasajes y/o encuentros de los torneos que integran los campeonatos oficiales de primera División (categoría profesional y/o división de honor) y la División Intermedia no pueden ser filmados, grabados, editados y/o transmitidos por ningún medio no autorizado por Teledeportes, por lo que se encuentra vedado el uso de las imágenes de cualquier pasaje o etapa de dichos encuentros, aunque las mismas no emitan los goles.”
En un comunicado, estas autoridades señalaron que las únicas cámaras autorizadas a ingresar al estadio y al campo de juego son las de Teledeportes y que los canales que pretendan hacer ingresar una a la cancha –no al campo de juego– deben acreditarse 72 horas antes de cada fecha ante la empresa que es dueña de los derechos.
Además, la prohibición se extiende hasta el uso de imágenes de archivo desde 1999 en adelante –o sea, desde que el Grupo colonizó el fútbol paraguayo–, y la emisión de fragmentos de los partidos en programas deportivos de otras señales. Ese último punto es insólito: los tres minutos de cada encuentro que Teledeportes entrega a cada canal que lo pida pueden ser emitidos cuando finalice el Fútbol de Primera paraguayo, aunque sólo en “noticieros periodísticos de interés general”.
Todos los canales paraguayos quedan así perjudicados.
El contrato entre Clarín y la APF, cuyo presidente es Juan Ángel Napout, nunca se hizo público, pero en Paraguay cuentan que el multimedios argentino pagó 88 millones de dólares para renovar el acuerdo 2012-2020. Ello aunque trascendió que Magna TV, del empresario argentino Carlos Valenzuela –ex socio de Ramón Puerta en el Canal 4 de Misiones–,hizo una mejor propuesta y ofreció 120 millones de dólares para hacerse de los derechos. Pero no pudo desplazar al Grupo Clarín. “Acá se hizo todo mal, nada se hizo con transparencia. Napout tuvo el respaldo de todos los clubes para llevar adelante en forma personal la negociación y nunca se informó nada”, dice Noguera.
Nicolás Ledesma, director de prensa de la APF, defendió la medida ayer: “El que compra los derechos, hace lo que quiere”. Es decir, sigue primando la misma mentalidad plutocrática, oligárquica y fascista que hace décadas impregna de manera insoportable al Paraguay.
Y como es una costumbre, el cura Fernando Lugo – que no perdió nunca oportunidad de figuretear a través del fútbol- se abstuvo de intervenir en el conflicto. Una vez más, buscando cosechar críticas del bando equivocado, y aplausos del bando equivocado.
El tercer desplante de Cristina Fernandez al cura de los hijos no reconocidos, durante la reciente cumbre iberoamericana, no puede verse desde perspectivas como ésta de manera casual.
Evidentemente, el gobierno paraguayo está muy lejos de las políticas que desde Buenos Aires, han puesto aunque sea al pan y al circo, al alcance de todos. LAW
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